Salimos temprano de Hanoi, a las 8am rumbo a la Bahía de
Halong. Era un viaje de casi 4 horas. En el camino, el micro (chico) paro en
dos lugares, “atrapa turistas” en donde vendían artesanías muy caras. Tambien,
en la ruta, algo que me llamo la atención, paso por fabricas, con paredes y sin
ventanas. Algo de lo que había leído antes de emprender el viaje, pero nunca
pude saber si eran las famosas “fabricas golondrinas”.
Una vez llegados, con unos minutos de espera, y despidiéndome
de mis seres queridos, ya que por 3 dias estaría incomunicado, sin wifi,
subimos a un pequeño bote, que nos llevaría a lo que sería mi casa por las próximas
dos noches. Un barco, chico, pero bastante espacioso y agradable. Su nombre era
“Treasure Junk”, con un 1º piso de habitaciones, 2º piso con un restaurant para
comer, y un espacio a la intemperie en donde te podías relajar, y un 3º piso
con un sound Deck, o algo así, como para tomar sol lleno de reposeras.
El barco cómodo, y a penas subí, me arme un grupo de
chicos, junto a una canadiense, mezcla de china y taiwanés, una pareja de
suizos y una pareja de alemanes. Juntos los 6 hicimos todas las excursiones
juntos, comíamos juntos, y fue de los momentos más valiosos en mis viajes, ya
que pude compartir historias y experiencias, y sobre todo escuchar la de ellos.
Luego de 2 horas de arrancado el barco, fuimos a nuestra
primera parada para hacer kayak (un sueño hecho realidad, hacerlo entre
montañas, con espacios de aguas gigantes, y donde solo estaba nuestro barco).
Nos subimos en nuestro kayak, y fuimos hasta una pequeña playa a descansar.
Cuando digo pequeña playa me refiero a una playa de 20 metros de largo por 4 de
ancho, en donde solo estábamos los 10 del barco. Al llegar, todos se quedaron
sentados en la arena. Pero mi “ímpetu aventurero” no me permitía quedarme
quieto. Así que me saque la remera, agarre la go pro y me metí. Mamita que
frio. Empecé a nadar para agarrar calor y al toque me di cuenta que abajo, al
fondo del agua, había piedras puntiagudas. Lo cual, al final de la aventura traería
algún pequeño susto.
Luego de mi emoción, nadando, solo en medio de la nada,
me empiezan a gritar para que salga, ya que había que volver. Nos subimos al
kayak, y empezamos a retomar hacia el barco. La vuelta fue más dura, de casi
dos horas hasta llegar al barco, ya que el agua estaba movida, y costaba ir en
contra de la corriente. Al llegar, y querer bajar del kayak, noto que dentro
del mismo había un charco de agua roja, y es ahí que noto que tenía un tremendo
tajo en mi pie, a causa de las piedras puntiagudas ya mencionadas. Creo que se
asusto más el guía que yo, ya que con un poco de agua, se paso, pero en el
trayecto sangro mucho.
Dentro del barco, tanto al mediodía como a la noche, la
comida a base de mariscos, es muy buena. Halong Bay es absoluta majestuosidad,
paz y excelente tiempo para reflexionar y descansar. Hanspan, la compañía que
contrate, se aleja de los sitios turísticos, por lo que no estar rodeados de
otros barcos alrededor, es muy valioso. El agua, verde, casi cristalina, con
pequeñas islas “de mentira” casi infinitas, ya que parecen nunca acabar. A su
vez, las montañas, contienen pequeños bosques, en donde viven aves, y algún que
otro mono. La noche es mágica, no parece pertenecer a este mundo.
Esto solo fue el primer dia. Quedan 2 dias más.
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