Vuelo vía Lima, con escala de 6 horas en el aeropuerto más
aburrido que he conocido.
Llegue 6 am a Cuzco, y me estaban esperando del hotel, para
el traslado. Apenas llegue a la recepción, en la misma, aparte de decirme que
no iba a poder entrar a la habitación hasta las 11 am, me decían que si llegaba
a necesitar “tanque de oxigeno” el hotel contaba y lo podía usar por 5 minutos.
Así Salí a recorrer la ciudad, pensando un poco “¿Dónde carajo me metí?
La previa al viaje, fue con mucho respeto, el tema de la
altura era un tópico que me intimidaba, me hacia tener mucho cuidado y no andar
canchereandola en los 3400 metros de altura que hay en Cuzco.
Sabía que el primer dia me lo tenía que tomar liviano, así
que Salí del hotel a perderme un poco, aunque más o menos tenía una orientación
de hacia dónde estaba el centro, la avenida del sol y la plaza de armas. Una
ciudad que parece haber quedado en el tiempo, en un pasado bastante lejano, con
iglesias como centro y eje de todo, calles de piedra. Lo loco es que lo moderno
se acoplaba a esta antigüedad, como ser sucursales de bancos, que no eran
vidriados ni muy llamativas como en cualquier otro lado.
Por ahora la altura no se sentía. Enfrente a la plaza de
armas, al lado de la catedral, esta la oficina para cambiar los tickets del
tren que me llevaba, al otro dia, a Machu Picchu. Tocaba desayunar, y lo hice
en un barcito muy chico, donde comí un “desayuno cusqueño” por 45 pesos, que incluía
un té de coca, un plato de fideos con un mix de carne y verduras y un pan
casero. No sé si fue muy psicológico o que, pero con él te de coca sentí que
las pulsaciones me subían, y me asuste un poco, al toque le pedí un jugo de
naranja, para bajar eso que supuestamente me había producido el té.
De ahí Salí a caminar sin sentido, es una ciudad en donde ni
siquiera vi el mapa en el celular, se puede recorrer muy tranquilo sin indicación
alguna. Llegue al mercado central, una especie de galpón gigante, el cual
alberga en su interior locales para el turista, con souvenirs, llaveros,
carteras, etc. Además locales tipo carnicería y pescadería (sin heladeras),
osea los animales enteros en su mayoría, colgaban a la intemperie. A esto
sumale los locales de verduras y frutas, los locales de especies, y el olor era
casi vomitivo. Chanchos gigantes enteros, gallinas colgando del cuello enteras,
pescados y lo más loco fue una especie de cuis, que no estoy seguro bien si lo
llaman así, que es como una rata gigante, con dientes, tipo paleta, de costado,
en locales a la salida del mercado, como si acá te vendieran un chori. En el interior además, hay locales en donde
uno puede desayunar. Pero en nuestra cultura el “desayunar” es un café/mate,
con unas tostadas, o algún plato de frutas, como mucho. Bueno, allá eran las
8am, y veías gente parada, comiendo de un bowl fideos con pollo, y pelando la
pata de pollo con los dientes, repito a las 8 de la mañana.
A la salida del mercado, baje por unas calles, en donde las
veredas, no eran para caminar, sino para que señoras locales, con trajes típicos,
extiendan mantas con verduras, frutas, especies, y demás cosas, y se pongan a
vender a la altura de la calle. Entonces uno no veía otra alternativa que
caminar por las calles empedradas, en donde era un auto más. Ciudad en la cual
abundan las bocinas de los coches, y no hay mucho respeto al peatón. Demas esta
decir que la escena de las señoras vendiendo verduras, los locales que degollan
gallinas en plena calle, autos tocándote bocina, era una escena muy colorida, y
hasta un poco violenta.
Cuzco es una ciudad muy pintoresca, y a uno le deja la sensación
de que es una sociedad/cultura, que está bien en “su pasado”, como que no
necesita de los grandes avances tecnológicos, y no quiere o no necesita avanzar.
Son gente muy respetuosa, pero el choque cultural es bastante grande, y estando
tan cerca nuestro.
Próxima entrada. Experiencia inolvidable en Machu Picchu.
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