A menos de una hora del centro de la ciudad, se encuentra el parque. Con dos trenes para llegar, el paseo se hizo corto y bastante entretenido. En el trayecto te ibas cruzando con niños y sus sombreros de personajes de Disney, o otros no tan niños... también disfrazados, pero estaba en Japón, ya nada me sorprendía.
Mas o menos los parques mantienen una linea, pero cada pais le incluye algo autóctono. Desde la comida, el orden de los japoneses para esperar los desfiles, este parque puede vivirse diferente al resto.
Empecé en la atracción de Star Wars, me metí en un auto super lento en un circuito de carreras. Pase por "Its a Small Worl", un paseo por distintas secciones con canciones y un mundo en miniatura. Tremendamente bien hecho, con los robots hasta pestañando !!!!
El parque es enorme, con un castillo grande, aunque dentro del castillo no tiene los negocios que tiene el de París. :(
Pase por la mansión encantada, todo decorado para navidad, donde hice la gran "Pichu de Sin Codificar" y pegaba gritos cuando se ponía todo oscuro, y parecía loco porque estaba tentado de mi mismo. No podia parar de reirme y la gente no entendía nada. Eso era lo gracioso. Pase por Splash Mountain, el único lugar con fila para "Single Raiders", mini montaña de rusa con agua, en la cual me moje mas de lo calculado, sobre todo en la ultima bajada.
Di una vuelta en un tren a vapor por las instalaciones del parque, y pase por la atracción de piratas del Caribe, paseo corto pero que vale la pena.
A manera de conclusión, tendría que decir que de los parques Disney que visite, Orlando - Paris - Tokio, este ultimo es el que tiene menor calidad de merchandasing, ya que esta mas orientado a los disfraces y cosas que un occidental no usaría jamas. Cabe decir que no pude conseguir un llavero que diga "Tokio Disney", situacion la cual me hizo frustrarme de gran manera. Un poco decepcionado en este sentido con el Disney Tokio.
Es otro ejemplo del orden, respeto, del japones. Es para maravillarse, ver a los locales prepararse para los desfiles que ofrecen a determinadas horas sentaditos exactamente minutos antes del inicio, uno al lado del otro, casi haciendo una coreografía.
Día a día el pueblo japones y su gente, irían enamorándome cada vez mas.
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