viernes, 26 de enero de 2018

Halong Bay. Un paraiso de pelicula. Primer dia



Salimos temprano de Hanoi, a las 8am rumbo a la Bahía de Halong. Era un viaje de casi 4 horas. En el camino, el micro (chico) paro en dos lugares, “atrapa turistas” en donde vendían artesanías muy caras. Tambien, en la ruta, algo que me llamo la atención, paso por fabricas, con paredes y sin ventanas. Algo de lo que había leído antes de emprender el viaje, pero nunca pude saber si eran las famosas “fabricas golondrinas”.

Una vez llegados, con unos minutos de espera, y despidiéndome de mis seres queridos, ya que por 3 dias estaría incomunicado, sin wifi, subimos a un pequeño bote, que nos llevaría a lo que sería mi casa por las próximas dos noches. Un barco, chico, pero bastante espacioso y agradable. Su nombre era “Treasure Junk”, con un 1º piso de habitaciones, 2º piso con un restaurant para comer, y un espacio a la intemperie en donde te podías relajar, y un 3º piso con un sound Deck, o algo así, como para tomar sol lleno de reposeras.
El barco cómodo, y a penas subí, me arme un grupo de chicos, junto a una canadiense, mezcla de china y taiwanés, una pareja de suizos y una pareja de alemanes. Juntos los 6 hicimos todas las excursiones juntos, comíamos juntos, y fue de los momentos más valiosos en mis viajes, ya que pude compartir historias y experiencias, y sobre todo escuchar la de ellos. 

Luego de 2 horas de arrancado el barco, fuimos a nuestra primera parada para hacer kayak (un sueño hecho realidad, hacerlo entre montañas, con espacios de aguas gigantes, y donde solo estaba nuestro barco). Nos subimos en nuestro kayak, y fuimos hasta una pequeña playa a descansar. Cuando digo pequeña playa me refiero a una playa de 20 metros de largo por 4 de ancho, en donde solo estábamos los 10 del barco. Al llegar, todos se quedaron sentados en la arena. Pero mi “ímpetu aventurero” no me permitía quedarme quieto. Así que me saque la remera, agarre la go pro y me metí. Mamita que frio. Empecé a nadar para agarrar calor y al toque me di cuenta que abajo, al fondo del agua, había piedras puntiagudas. Lo cual, al final de la aventura traería algún pequeño susto. 

Luego de mi emoción, nadando, solo en medio de la nada, me empiezan a gritar para que salga, ya que había que volver. Nos subimos al kayak, y empezamos a retomar hacia el barco. La vuelta fue más dura, de casi dos horas hasta llegar al barco, ya que el agua estaba movida, y costaba ir en contra de la corriente. Al llegar, y querer bajar del kayak, noto que dentro del mismo había un charco de agua roja, y es ahí que noto que tenía un tremendo tajo en mi pie, a causa de las piedras puntiagudas ya mencionadas. Creo que se asusto más el guía que yo, ya que con un poco de agua, se paso, pero en el trayecto sangro mucho. 

Dentro del barco, tanto al mediodía como a la noche, la comida a base de mariscos, es muy buena. Halong Bay es absoluta majestuosidad, paz y excelente tiempo para reflexionar y descansar. Hanspan, la compañía que contrate, se aleja de los sitios turísticos, por lo que no estar rodeados de otros barcos alrededor, es muy valioso. El agua, verde, casi cristalina, con pequeñas islas “de mentira” casi infinitas, ya que parecen nunca acabar. A su vez, las montañas, contienen pequeños bosques, en donde viven aves, y algún que otro mono. La noche es mágica, no parece pertenecer a este mundo.

Esto solo fue el primer dia. Quedan 2 dias más. 


miércoles, 10 de enero de 2018

Hanoi – Vietnam – 2da Parte



Era el dia para caminar sin mucho rumbo ni sentido. Sino para conocer, sin la mente de turista, una ciudad tan compleja y perturbadora, a veces, como Hanoi.. La app del celular, al final del dia marcaria 25 km. De las mayores caminatas que tuve en viajes. 

Empecé por el templo de la literatura, con varias esculturas de dos de los mayores sabios y enseñadores de Vietnam y Asia. Un complejo grande, con bastante atractivo visual. De ahí pase por varios templos chicos, a lo largo del camino, claro está, que era porque me perdía, y me metía en callejones que no debía. Uno de esos fue el Mausoleo de Ho Chi Minh, solo por fuera, ya que para entrar es con reserva, y las filas son largas. De ahí volví para el lago central, cruce el puente rojo, en el centro del lago, el cual llevaba a un templo chico y no demasiado aprovechable en su interior. Camine, perdiéndome por el bullicio de la ciudad, una y otra vez pasaba por los mismos lugares. Mercados callejeros con infinitas variedades de la misma ropa, de diferentes marcas, mochilas, valijas, todo a muy buen precio, después de haber regateado menos de una hora en cada local donde compres. Ahí está el secreto, en tener paciencia, el vendedor necesita más al cliente, que vos al vendedor. Vendedores hay miles, clientes para ellos, hay pocos, por lo que hay que tomar eso a favor para pelear los precios. Comida callejera, en puestos en las esquinas, con la gente sentada en un banquito, donde hasta un niño de dos años parecería grande, y donde te pasan a centímetros las motos, autos y camiones, largando todos sus gases,  en la comida. 

Hanoi es una ciudad que con un dia a full, o 2 dias tranquilos de puede recorrer tranquilamente caminando. Tambien es la catapulta, que te impulsa, y me impulso, al dia siguiente, a vivir una de las mejores experiencias de mi vida. Dos noches en la Bahía de Halong, o Halong Bay