martes, 25 de abril de 2017

1er Viaje Relámpago. Perú – Cuzco – Machu Picchu – Diciembre 2016. Parte 1/2



Vuelo vía Lima, con escala de 6 horas en el aeropuerto más aburrido que he conocido. 

Llegue 6 am a Cuzco, y me estaban esperando del hotel, para el traslado. Apenas llegue a la recepción, en la misma, aparte de decirme que no iba a poder entrar a la habitación hasta las 11 am, me decían que si llegaba a necesitar “tanque de oxigeno” el hotel contaba y lo podía usar por 5 minutos. Así Salí a recorrer la ciudad, pensando un poco “¿Dónde carajo me metí?

La previa al viaje, fue con mucho respeto, el tema de la altura era un tópico que me intimidaba, me hacia tener mucho cuidado y no andar canchereandola en los 3400 metros de altura que hay en Cuzco. 

Sabía que el primer dia me lo tenía que tomar liviano, así que Salí del hotel a perderme un poco, aunque más o menos tenía una orientación de hacia dónde estaba el centro, la avenida del sol y la plaza de armas. Una ciudad que parece haber quedado en el tiempo, en un pasado bastante lejano, con iglesias como centro y eje de todo, calles de piedra. Lo loco es que lo moderno se acoplaba a esta antigüedad, como ser sucursales de bancos, que no eran vidriados ni muy llamativas como en cualquier otro lado. 

Por ahora la altura no se sentía. Enfrente a la plaza de armas, al lado de la catedral, esta la oficina para cambiar los tickets del tren que me llevaba, al otro dia, a Machu Picchu. Tocaba desayunar, y lo hice en un barcito muy chico, donde comí un “desayuno cusqueño” por 45 pesos, que incluía un té de coca, un plato de fideos con un mix de carne y verduras y un pan casero. No sé si fue muy psicológico o que, pero con él te de coca sentí que las pulsaciones me subían, y me asuste un poco, al toque le pedí un jugo de naranja, para bajar eso que supuestamente me había producido el té.  

De ahí Salí a caminar sin sentido, es una ciudad en donde ni siquiera vi el mapa en el celular, se puede recorrer muy tranquilo sin indicación alguna. Llegue al mercado central, una especie de galpón gigante, el cual alberga en su interior locales para el turista, con souvenirs, llaveros, carteras, etc. Además locales tipo carnicería y pescadería (sin heladeras), osea los animales enteros en su mayoría, colgaban a la intemperie. A esto sumale los locales de verduras y frutas, los locales de especies, y el olor era casi vomitivo. Chanchos gigantes enteros, gallinas colgando del cuello enteras, pescados y lo más loco fue una especie de cuis, que no estoy seguro bien si lo llaman así, que es como una rata gigante, con dientes, tipo paleta, de costado, en locales a la salida del mercado, como si acá te vendieran un chori.  En el interior además, hay locales en donde uno puede desayunar. Pero en nuestra cultura el “desayunar” es un café/mate, con unas tostadas, o algún plato de frutas, como mucho. Bueno, allá eran las 8am, y veías gente parada, comiendo de un bowl fideos con pollo, y pelando la pata de pollo con los dientes, repito a las 8 de la mañana. 

A la salida del mercado, baje por unas calles, en donde las veredas, no eran para caminar, sino para que señoras locales, con trajes típicos, extiendan mantas con verduras, frutas, especies, y demás cosas, y se pongan a vender a la altura de la calle. Entonces uno no veía otra alternativa que caminar por las calles empedradas, en donde era un auto más. Ciudad en la cual abundan las bocinas de los coches, y no hay mucho respeto al peatón. Demas esta decir que la escena de las señoras vendiendo verduras, los locales que degollan gallinas en plena calle, autos tocándote bocina, era una escena muy colorida, y hasta un poco violenta.
Cuzco es una ciudad muy pintoresca, y a uno le deja la sensación de que es una sociedad/cultura, que está bien en “su pasado”, como que no necesita de los grandes avances tecnológicos, y no quiere o no necesita avanzar. Son gente muy respetuosa, pero el choque cultural es bastante grande, y estando tan cerca nuestro. 

Próxima entrada. Experiencia inolvidable en Machu Picchu.